El zinc es un oligoelemento vital, pero sólo puede almacenarse en pequeñas cantidades en el cuerpo humano. Por lo tanto, es necesario suministrar regularmente zinc al organismo, ya que éste lo necesita constantemente.

El zinc desempeña un papel importante para un sistema inmunitario fuerte, para la producción de energía, para la formación de nuevos tejidos, para numerosos procesos del metabolismo y la producción de enzimas.

El zinc favorece la división celular y la cicatrización de las heridas, reduce los niveles de azúcar en la sangre, favorece la formación de pigmentos rojos en la sangre y el desarrollo muscular. 

El zinc embellece la piel, fortalece los huesos, el cabello y las uñas. El zinc también favorece la función tiroidea, la visión y el sentido del olfato y del gusto.